No podemos tolerar que una banda de rebeldes controle la vida de Israel", dijo el miércoles por la noche el primer ministro israelí, Ariel Sharon, en referencia a los ultras que se oponen a su plan de evacuar los asentamientos judíos de la franja de Gaza. Dicho y hecho. Ayer, el Ejército israelí selló todos los accesos a las colonias y declaró el territorio zona militar cerrada para israelís no residentes. Poco después, los militares desalojaron un hotel en el que se atrincheraban 150 extremistas.

"Tenemos información de que grupos extremistas se dirigen a Gaza para incrementar los actos de violencia", rezaba el comunicado oficial del Ejército para justificar una medida que estaba prevista que se llevara a cabo mucho más cerca de la fecha del inicio de la evacuación, el 15 de agosto. Algunas fuentes apuntaban anoche que la medida puede revocarse si "vuelve la calma".

Calma que es más necesaria que nunca. Desde que el pasado domingo el Ejército hebreo destruyera unos edificios abandonados en Gush Katif, en Israel se ha generado un ambiente irrespirable, en el que la evacuación se ha hecho omnipresente, --desde la prensa hasta las carreteras-- con los ya habituales cortes del tráfico y la proliferación de lazos naranjas contra la evacuación.

Da igual que el número de colonos que se enfrentan a los soldados sea pequeño y que, hasta ahora, el único herido de consideración haya sido un palestino que el miércoles fue linchado por colonos cuando varios ultras ocuparon una aldea palestina cercana a Gush Katif. El caso es que los colonos han logrado transmitir el mensaje de que no van a poner las cosas fáciles.

La historia volvió a repetirse ayer con la evacuación del hotel en el que unos 150 radicales se habían atrincherado. Los soldados tuvieron que expulsar a rastras a los colonos, que se habían esposado al mobiliario. La operación duró 40 minutos y no hubo heridos. Más tiempo estuvieron los colonos vociferando ante las cámaras su grito de guerra: "¡Judíos no expulsan a judíos!".

Mientras, la guerrilla de Hizbulá disparó contra posiciones israelís en las granjas de Cheba. Baterías de artillería entraron en acción en la frontera entre el Líbano e Israel después de que helicópteros israelís penetraran en el espacio aéreo libanés.