ESTOS PAGOS, unos 37 millones de euros, según confirmó ayer el Gobierno israelí, suponen una pequeña parte de los muchos millones que Israel adeuda a los trabajadores palestinos en concepto de impuestos fiscales y aduaneros y que habían sido congelados durante los últimos 17 meses. Israel espera que ese dinero ayude al presidente Abbás a contener el poder real Hamás.