Italia asume hoy la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) bajo sospecha y con escasa autoridad moral, lo que puede comprometer la indispensable función de liderazgo que implica ese cargo para poder consensuar la futura Constitución europea.

La marcada hostilidad del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, hacia el presidente de la Comisión Europea, el también exprimer ministro italiano Romano Prodi, puede dañar la cooperación política entre el Consejo de la UE y el Ejecutivo comunitario, imprescindible para sacar adelante los asuntos europeos.

La nueva ley de inmunidad, hecha a la medida para paralizar los procesos judiciales contra Berlusconi, ha provocado un profundo malestar en medios comunitarios.