Italia tomó ayer las riendas de la Unión Europea en medio de una ola de críticas en la prensa de todo el continente y no pocas reticencias en Bruselas por la actitud y el comportamiento político del primer ministro, Silvio Berlusconi, que presidirá el Consejo Europeo en los próximos seis meses. El Gobierno de Roma, por boca de su ministro de Exteriores, Franco Frattini, aseguró ayer que "responderá" de forma "concreta" a lo que considera "prejuicios" en el extranjero contra la presidencia italiana de la UE.

"Respetamos las inquietudes y los prejuicios de la prensa extranjera (...), pero tenemos el deber de responder con hechos concretos", afirmó Frattini en una rueda de prensa. Muchos comentaristas europeos han cuestionado la autoridad moral de Berlusconi para representar a Europa.

TREGUA

Momentos antes, en un acalorado debate parlamentario, Frattini afirmó: "Este es un momento histórico para Italia. Todos estos comentarios injustos y difamatorios nos han entristecido de verdad". Pese a que las posiciones de Berlusconi y, en particular, su decisión de eludir la justicia con la aprobación de una ley de inmunidad, irrita sobre todo a la oposición italiana, algunos fuerzas políticas dieron a entender ayer que estaban dispuestas a una tregua para salvaguardar la imagen del país en el semestre europeo.

Berlusconi presentará hoy el programa de la presidencia ante el pleno del Parlamento Europeo, en Estrasburgo. Esta esperada intervención pública será la única, ya que el dirigente italiano ha decidido no efectuar la tradicional gira de capitales para presentar los objetivos del semestre. "Vamos a ser ya 25 y pronto seremos 28. Además, hay teléfonos e internet", explicó ayer el mandatario.