Después de más de un año de interminable gestación, finalmente está a punto de configurarse el liderazgo del Partido Democrático (PD), la principal fuerza de oposición en Italia, que surge en un panorama político que en los próximos meses podría cambiar. Alrededor de dos millones de italianos acudirán hoy a los 10.000 colegios electorales especiales para elegir al nuevo secretario general de la principal fuerza progresista.

Se presentan tres candidatos: Pierluigi Bersani, Dario Franceschini e Ignazio Marino. Dependiendo de quien gane, el centroizquierda italiano podría dividirse, con un ala moderada que se desplazaría hacia el centro político para recoger, cuando las circunstancias lo permitan, la herencia de los conservadores de Silvio Berlusconi. Una parte del sindicato CGIL --análogo a la española CCOO-- votará por Bersani, y la otra por Franceschini. Este recibirá también los votos de la CISL, la central moderada.

Con Bersani está la mayoría del núcleo duro de los excomunistas del PCI, que proponen un partido de izquierdas y la recuperación tácita de los comunistas y los Verdes. "Si avanzar significa dejar sin significado palabras como izquierda, católico, democrático, liberal y civil, no estoy de acuerdo", explicó. Todo parece indicar que Romano Prodi votará por él.

LAICA Y PROGRESISTA Los votantes de Franceschini, actual secretario provisional del PD, aspiran a una formación de centroizquierda como fue pensada por Walter Veltroni, laica y moderadamente progresista. Le apoya Francesco Rutelli, cofundador del PD con Prodi. De ganar el izquierdista Bersani, probablemente Rutelli abandonará el partido, que ambos habían pensado como "un lugar donde se mezclan culturas y tradiciones y donde se establece el fin de la hegemonía de los excomunistas".

Sin antecedentes políticos anteriores a la caída del Muro de Berlín, Marino representa la novedad. Se caracteriza por su lenguaje directo y propone un partido también laico, que sea el motor del progresismo italiano. "Lo que me diferencia de Bersani y Franceschini es la claridad, la capacidad de decir sí o no", dice.

Sobre todos ellos, pesa la crisis de identidad de la izquierda en los países europeos, después de la derrota del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), la probable debacle de los laboristas británicos y el limbo en el que se hallan los socialistas franceses.

"Los partidos socialistas siguen siendo vistos como del siglo pasado", escribió el expresidente del Gobierno, Giuliano Amato, quien considera que la izquierda no "ha tenido la capacidad de interpretar el cambio" que se ha producido con la globalización económica.

REGLAMENTO COMPLICADO Debido a un complicado reglamento electoral, medio millón de inscritos en el PD ya votaron en las semanas pasadas, y dieron a Bersani el 55,13% de los votos, el 36,95% a Franceschini y el 7,92% a Marino. En las primarias podrán votar todos los posibles electores progresistas, incluidos los inmigrantes legales, que podrían cambiar el resultado.