"El sistema neoliberal perverso, basado en la codicia, está en crisis". El presidente ecuatoriano Rafael Correa extendió el certificado de defunción al llegar a Pará, la capital del norteño estado brasileño de Belén y sede de un nuevo encuentro del Foro Social Mundial (FSM). Bajo las banderas de la antiglobalización, cinco presidentes latinoamericanos, liderados por el anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva, analizaron ayer el impacto en la región de la debacle económica internacional y cómo atenuar sus efectos.

No fue el mejor día para Lula. Mientras esperaba a sus colegas de Ecuador, Venezuela, Bolivia y Paraguay, se conocía que la industria brasileña registraba el peor cuarto trimestre desde 1999. La crisis destruyó 600.000 puestos de trabajo en ese país, y se teme que las cosas empeoren. Lula cambió esta vez los aplausos del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, a donde fue enviado el presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, por el aire de indignación que se respira en Belén.

Lula fue uno de los fundadores del FSM como líder del Partido de los Trabajadores. Sectores de los heterogéneos movimientos que se aglutinan alrededor del FSM le criticaron su orientación "neoliberal" de la economía.