El presidente chino Hu Jintao inició ayer una visita de cinco días a Japón con la que quiere mejorar las relaciones diplomáticas entre las dos potencias asiáticas. La visita, la primera en los últimos 10 años de un mandatario chino, se produce en un momento clave ya que el último levantamiento en el Tíbet y la represión ordenada desde Pekín han aumentado la presión sobre el primer ministro nipón y han dado alas a los sectores que desean una actitud más firme ante una China que perciben como un peligro creciente debido a su poderío económico y militar.

"Espero que podamos incrementar la confianza común, profundizar en la cooperación, planear el futuro y abrir la vía para un nuevo estadio para el desarrollo global de una relación estratégica chino-japonesa mutuamente beneficiosa", declaró Hu a su llegada al centro de la capital japonesa, donde se podía percibir una gran presencia policial. Ambos gobiernos quieren superar rencillas y mirar adelante. Pero siguen aflorando asuntos polémicos como la explotación conjunta de los campos de gas del sur del mar de China, en aguas que ambos creen propias.