El ayatolá Mohamed Baqir al Hakim, líder de la comunidad shií, regresó ayer de forma triunfal a Irak, tras 23 años de exilio en Irán, y pidió ante la multitud que le aclamaba "un Gobierno independiente, que respete el islam, elegido por el pueblo" y no por las fuerzas extranjeras. Al Hakim, jefe del Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Irak (CSRII), la formación más importante de la antigua oposición al régimen de Sadam Husein, cruzó por la mañana la frontera entre Irán e Irak, en un vehículo blanco, escoltado por unidades de la Brigada Badr, brazo armado del CSRII.

Miles de personas se agolparon en la carretera, a lo largo de los 20 kilómetros que separan la frontera de la ciudad de Basora, en el sur. Los congregados, que enarbolaban retratos del clérigo y banderas verdes (símbolo del islam) gritaban "Alá akbar" (Dios es grande), lanzaban flores al vehículo e intentaban tocarlo. Al Hakim abría de tanto en tanto la ventanilla del coche y saludaba a sus entusiasmados seguidores. "Estamos dispuestos a sacrificarnos por ti", gritaban algunos.

Ya en Basora, una masa enfervorizada de unas 100.000 personas se agolpó en el estadio para dar la bienvenida al líder espiritual y político de la comunidad más numerosa del país y escuchar su primer discurso en Irak.

"El pueblo iraquí es capaz de construir un nuevo Irak sin la ayuda de ningún otro país. Deben dejar Irak a los iraquís", dijo el clérigo shií, en clara alusión a EEUU y Gran Bretaña. "Esto debe convertirse en una marcha por la independencia. Antes decíamos sí a la libertad; ahora decimos sí a la independencia", añadió el ayatolá, que fue encarcelado y torturado por el régimen de Sadam.

ACUERDO DE DESARME

Las fuerzas norteamericanas lograron ayer un acuerdo con los Muyahidines del Pueblo, principal grupo armado de la oposición iraní establecido en Irak, para que entregue las armas, según anunció el general estadounidense Ray Odierno.

En el frente diplomático, Washington dio a entender ayer que está dispuesto a considerar cambios en el proyecto de resolución que presentó el viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU para levantar las sanciones a Irak. EEUU intenta así evitar una repetición del enfrentamiento que precedió al comienzo de la guerra, el pasado marzo.

Por otro lado, EEUU empezó ayer a pagar los salarios de los funcionarios públicos iraquís, que no cobraban desde abril. Los trabajadores, que recibieron 20 dólares (unos 17 euros o menos de 3.000 pesetas), se quejaron de la insuficiencia de la paga.