La campaña del presidente de EEUU ha sufrido su primera gran derrota judicial. La juez federal Susan Dlott de Cincinatti ha atajado los intentos del Partido Republicano de excluir de las listas electorales a 25.000 votantes demócratas en el crucial estado de Ohio, cuyo resultado puede sentenciar el futuro de la Casa Blanca.

Al ordenar la suspensión de seis audiencias con las que los abogados de George Bush pretendían descalificar esos registros del censo, Dlott paralizó en la práctica los litigios de los republicanos en 65 de los 88 condados de Ohio. Aunque su decisión sea apelada, ya no habrá tiempo para impedir que esos votantes acudan a las urnas el próximo martes.

"El asalto de los republicanos contra decenas de miles de votantes de Ohio era un esfuerzo sin precedentes para intimidar a los electores, especialmente a los de las minorías", aseguró ayer David Sullivan, director del programa demócrata de protección de votantes. "Pero les ha salido el tiro por la culata".

Los republicanos de Ohio seguirán tratando de impedir que esos electores voten y desplegarán a 3.400 observadores en los colegios de barrios demócratas para interrogar a los votantes que les parezcan sospechosos de estar registrados fraudulentamente. En su celo, incluso han disputado el derecho de voto de una famosa presentadora de la televisión local, Monique Ming Laven.

AFLUENCIA A LAS URNAS Los republicanos intentan reducir la afluencia a las urnas, ya que este año se han registrado unos 15 millones de votantes más que en el 2000, la mayoría demócratas.

Este fenómeno está inclinando la balanza contra Bush en estados donde ganó por los pelos en el 2000. En Ohio, la cifra de nuevos electores demócratas duplica los votos de ventaja que le sacó a Al Gore. En Florida, donde Bush ganó la Casa Blanca por sólo 537 votos, se han registrado más de 1,5 millones de nuevos electores. En Nuevo México, su ventaja fue de 366 votos y hay 120.000 nuevos votantes.

En Florida, los republicanos movilizarán observadores en 5.000 colegios de tradicional mayoría demócrata, también para disputar el derecho de voto de muchos nuevos registrados.

También en Florida estalló otro escándalo, al desaparecer 58.000 papeletas de votos ausentes enviadas por correo en el condado de Broward, el más poblado del estado. Tras miles de llamadas de protesta, las autoridades electorales, de obediencia republicana, han prometido enviar urgentemente nuevas papeletas. No obstante, el célebre cineasta Michael Moore convocó una protesta ante la sede de la comisión electoral. Y la vicepresidenta del Partido Demócrata aseguró: "Están intentando robarnos nuestros votos".

Paralelamente a estas denuncias, Bush se ha sacado de la manga otra potente arma política para triunfar el 2-N en los estados más reñidos. Consiste en asignarles millones de dólares de fondos públicos para proyectos federales, precisamente en la recta final de los comicios.