El deseo del Gobierno de EEUU de conseguir que sea condenado a la pena de muerte el único procesado por el 11-S, Zacarias Moussaoui, podría verse truncado. Ayer, la jueza federal Leonie Brinkema suspendió durante dos días la vista judicial mientras anunciaba que estudiaría la posibilidad de invalidar el juicio debido a que uno de los abogados del Gobierno de Washington debatió el caso con varios testigos.

"En todos los años de mi carrera, no he visto nunca una violación tan flagrante de las reglas sobre los testigos", clamó furiosa la magistrada. "Este tribunal se enfrenta con una alteración muy grave de una parte clave de este caso", añadió, para explicar que "es muy difícil que el proceso siga adelante".

Hacía sólo una semana que habían comenzado en Alexandria (Virginia) las audiencias para determinar la pena aplicable a Moussaoui por su participación en los atentados del 2001, que costaron la vida a 3.000 personas.

El año pasado, cuando se celebró la primera parte de su proceso, Moussaoui fue declarado culpable de seis acusaciones de conspiración.