Lynndie England, la mujer soldado de 22 años que se convirtió en el símbolo de las aberrantes torturas a presos iraquís en la cárcel de Abú Graib, compareció ayer ante el tribunal marcial que la juzga por segunda vez en una base militar de Tejas.

El primer juicio, durante el que England se declaró culpable de los malos tratos y abusos a prisioneros, fue suspendido por un fallo de procedimiento.