Casi dos años y medio después de la muerte de Anna Politkóvskaya, la reputada periodista rusa crítica con el poder, todavía no se sabe quién la mató, ni por qué. La investigación oficial llevada a cabo con mucha pompa y bajo el control del Kremlin culminó ayer con un fracaso: un jurado popular de Moscú declaró inocentes a los principales acusados por el asesinato de la reportera, cometido en el mes de octubre del 2006 en el portal de su casa.

El jurado declaró por unanimidad que la acusación no había demostrado la culpabilidad de dos hermanos de etnia chechena, Dzhabrail e Ibraguim Majmúdov, sospechosos de haber vigilado los desplazamientos de la periodista y de haber llevado al presunto autor del asesinato, su hermano Rustam, al lugar del crimen. El supuesto asesino todavía se encuentra en paradero desconocido y es objeto de búsqueda y captura internacional desde hace varios meses.

El oficial del Ministerio del Interior Serguéi Jadzhikurbánov, a quien la fiscalía acusaba de haber organizado la logística para el asesinato, fue absuelto. También lo fue el exagente de los servicios especiales Pável Riáguzov, el cuarto presunto cómplice en el complot contra Politkóvskaya, procesado en la misma causa por abuso de poder y extorsión.

Desde el principio ha sido un caso extraño. La investigación detuvo a un puñado de presuntos implicados y luego liberó a algunos por falta de pruebas. Cuando en noviembre comenzó el juicio, la opinión pública se dio cuenta de que la fiscalía no tenía respuesta a la pregunta clave: ¿quién encargó el asesinato?

Según una de las últimas versiones de la acusación, el asesinato fue la venganza de un político ruso por sus críticos reportajes sobre el poder, según afirmó el abogado de uno de los acusados. "En los documentos del caso figura el motivo, el posible interesado y la razón del asesinato, que fueron los artículos críticos en los que aparecieron expuestas figuras políticas", dijo el abogado Murad Musayev.

Sin embargo, en las conclusiones de la acusación del tribunal no hay ningún nombre del posible ideólogo del asesinato de la reportera. Esas conclusiones desacreditan la versión del Kremlin de que detrás del asesinato está el magnate ruso Boris Berezovski, exiliado en Londres.

Al final, el jurado hizo caso a los abogados de los acusados, que afirmaban que sus clientes no eran más que "chivos expiatorios" elegidos para calmar a la opinión pública. El veredicto del jurado no significa sin embargo que la investigación haya terminado. La Fiscalía de Rusia informó de que recurrirá contra el fallo. Por su parte, Dmitri Muratov, el director del diario Novaya Gazeta --donde trabajó Politkóvskaya--, declaró que "ahora hay que volver a iniciar la investigación desde el principio".