Por primera vez en la historia de Israel, un primer ministro se sentará en el banquillo de los acusados. La Fiscalía del Estado decidió ayer acusar al exjefe del Gobierno Ehud Olmert por tres de los escándalos de corrupción que le obligaron a dimitir en septiembre del 2008. Le acusa de haber recibido miles de dólares en efectivo de un magnate neoyorkino, de cobrar facturas duplicadas a fundaciones y organismos públicos, y de usar sus influencias para beneficiar a un exsocio.

La lista de cargos es extensa: fraude, conflicto de intereses, evasión de impuestos, abuso de confianza o violación de la llamada Ley del Regalo. Olmert cometió las presuntas irregularidades durante sus etapas al frente de la alcaldía de Jerusalén y del Ministerio de Comercio e Industria, antes de llegar a primer ministro en el 2006.