El crucifijo de la escuela de Ofena, pueblo de la provincia de l´Aquila no fue retirado ayer como ordenó la pasada semana un juez de primera instancia, en nombre del pluralismo y la tolerancia. Con una enorme pancarta con la frase El crucifijo no se toca , un grupo de madres de familia con sus hijos esperó durante horas frente a la escuela al funcionario del tribunal.

Sin embargo, la alcaldesa, Annarita Coleta, explicó que, "de momento", el funcionario "no lo retirará", ya que la máxima instancia jurídica de Italia "ha recurrido contra la sentencia". Coleta puntualizó que el polémico crucifijo "puede ser incluso una propiedad del Vaticano", en cuyo caso un juez italiano no puede ordenar su retirada hasta ganar un pleito judicial y diplomático internacional.

EL PAPA DEFIENDE LA CRUZ

Juan Pablo II intervino ayer indirectamente en el debate, al definir el crucifijo como un "símbolo elocuente y fuente de luz para los hombres de todos los tiempos".

Aunque al final no se retire el crucifijo, la sentencia judicial ha abierto un animado debate sobre la identidad nacional, precisamente cuando varios millones de personas de otras etnias, culturas y religiones se han instalado en el país. Los grupos de la extrema derecha y la secesionista Liga del Norte han desencadenado una verdadera "cruzada contra los infieles forasteros".