Sigue la presión de la calle en Túnez, y siguen las nuevas autoridades del país dando pasos para intentar convencer a los artífices de la revolución del jazmín de su voluntad de romper con el pasado e implantar una verdadera democracia. Pocas horas después de que en la Avenida Habib Burguiba cientos de manifestantes entonaran de nuevo el himno nacional exigiendo la depuración de la vida política tunecina de la Agrupación Constitucional Democrática (RCD), el expartido del derrocado presidente Zine el Abidine Ben Alí, los medios de comunicación estatales informaron de la apertura de un proceso judicial contra el exjefe del Estado y su familia por el saqueo al que han sometido al país, e incluso dieron cuenta de la detención de 33 miembros del clan presidencial. Más aún, el nuevo presidente tunecino, Fuad Mebazaa, prometió que el RCD sería diseccionado por completo de las estructuras del Estado, con el que se confundía hasta ahora.

Bajo la acusación de "adquisición ilegal de bienes muebles e inmuebles, depósitos ilícitos en el extranjero y exportación ilegal de divisas", el proceso judicial abierto no solo abarcará al presidente y a su esposa, Laila Trabelsi, sino también a los "hermanos y yernos" y a los "sobrinos". Por la noche, al dar cuenta de las detenciones efectuadas entre el clan, la televisión tunecina expuso imágenes de joyas y oro aprehendidos en el momento del arresto e incluso se excusó por no poder dar más detalles sobre dicha operación policial.

La persecución del clan no se llevará a cabo únicamente en el interior de las fronteras tunecinas, sino que se trasladará a Europa. La ministra suiza de Asuntos Exteriores, Micheline Calmy-Rey, anunció que su país congela "con efecto inmediato" todos los fondos que pudiera poseer el depuesto presidente y su entorno en instituciones financieras suizas. La medida está orientada a permitir a las autoridades judiciales tunecinas a que presenten "sus peticiones de asistencia judicial en un eventual caso criminal", lo que acabarán haciendo a buen seguro, dado que uno de los motivos que ha desencadenado la revolución del jazmín ha sido el fastuoso tren de vida de los familiares del presidente y su esposa.

CALMAR LOS TEMORES Todo ello se produjo el mismo día en que el jefe del Estado interino se comprometió a materializar "una separación total" entre el partido de Ben Alí y el Estado, para intentar calmar los temores de muchas voces opositoras de que miembros del antiguo aparato gobernante puedan desvirtuar la revolución del jazmín y aprovechen su posición en el Ejecutivo provisional para colocarse en una posición de ventaja ante las próximas elecciones.

Mientras tanto, los organizadores de la protesta de la capital tunecina, que tuvo su réplica en otras localidades tunecinas como Gafsa o Sfax, prometieron continuar con sus acciones diariamente hasta ver materializadas sus demandas.