Los talibanes golpearon ayer en Kabul con un atentado suicida que acabó con la vida de 31 personas, la mayoría de ellos soldados del Ejército afgano, según informó el ministro de Sanidad, Sayed Mohamad Amin Fatemi. El ataque se produjo a las 6.45 horas de la mañana, cuando un terrorista, vestido de militar y con una potente carga explosiva adherida al cuerpo bajo el uniforme, consiguió subirse a un autobús del Ejército y hacer estallar la carga.

Según el portavoz del Ejército, el general Mohamad Zahir Azimi, explicó que "normalmente hay gente que verifica las identidades de los soldados que quieren subir al autobús". "Mientras realizaban la revisión, el terrorista trató de subir y se voló ahí mismo", explicó.

RUTA HACIA EL MINISTERIO El ataque tuvo lugar en el barrio de Baharestán de la capital afgana, cuando el autobús seguía una ruta regular para recoger a los militares y llevarlos al Ministerio de Defensa. Según varios testigos, la explosión destruyó por completo el autobús y mató a sus ocupantes y a varios peatones que paseaban por allí. El atentado creó un escenario dantesco, con cuerpos mutilados esparcidos en el suelo o en el interior del vehículo, que quedó convertido en un amasijo de hierros. "Durante 10 o 15 segundos fue como si hubiera caído una bomba atómica. Había fuego, humo y polvo por todos lados", dijo un policia que lo presenció.

Los talibanes se atribuyeron rápidamente el ataque, en el que otras 29 personas resultaron heridas. "Sí, uno de nuestros muyahidines llevó a cabo el ataque, y mató a 35 soldados del Ejército afgano", dijo el portavoz talibán, Zabiullah Mujahid, que añadió que la de ayer fue una de las "operaciones" que habían prometido durante el Ramadán.

El de ayer es el segundo mayor atentado que sufre la capital afgana. El 17 de junio ya vivió otro ataque terrorista, con la explosión de un autobús de instructores policiales que causó la muerte de 35 personas y 35 heridos.

El presidente afgano, Hamid Karzai, condenó el atentado con dureza: "Ha sido una tragedia terrible, un acto de extrema cobardía. Un hombre que se llama a sí mismo musulmán no mataría a gente inocente en pleno Ramadán", añadió.

OFERTA AL MULA OMAR No obstante, Karzai ofreció al líder talibán, el mulá Omar, el inicio de conversaciones de paz que podrían posibilitar la cesión de una cartera ministerial a los islamistas a cambio del fin de la creciente insurgencia. Karzai mostró su disposición a reunirse con el señor de la guerra Gulbuddin Hekmatyar.