El pueblo keniano se prepara para vivir uno de sus días grandes. Kenia se ha apropiado orgullosamente de Obama hasta convertirlo en uno de los suyos y, de manera justificada, teniendo en cuenta sus raíces paternas, que le ligan a este continente y a este país.

En la radio y, sobre todo, en la televisión se preparan para una agotadora jornada, en la que se alternará la información desde Washington con conexiones desde Kogelo, el poblado natal del padre de Barack Obama y testigo de los humildes comienzos de su progenitor, que fue pastor antes que intelectual universitario y becario en el extranjero. Hasta allí se prevé que se desplacen muchos ciudadanos para celebrar esta fecha histórica, y su centro social albergará una gran fiesta que durará toda la noche.

Kogelo, la aldea del oeste de Kenia que hoy está en el centro de la actualidad, ha sido testigo de grandes cambios: se accede a través de una carretera asfaltada; la escuela Senador Barack Obama ha pedido un cambio de nombre para ponerse al día; tiene un puesto de policía, inaugurado después de que unos ladrones atacaran la casa de Sarah Obama, su abuela; y por todos lados surgen tiendas, negocios e incluso algún hotel. Pronto se abrirá un museo dedicado a la familia Obama y al presidente.

Los periódicos kenianos también se han contagiado de la euforia popular y sus páginas incluyen fotos de los diferentes viajes de Obama al país, en los que pateó la calle para conocer la realidad del pueblo. "Solo por haber hecho esto, Obama será capaz de comprender mejor los desafíos del hombre de la calle", dicen los editoriales.