John Kerry, candidato demócrata a la Casa Blanca, continuó esgrimiendo ayer la guerra de Irak como ariete para intentar desbancar a su rival, George Bush. Además de prometer que si gana la presidencia no aumentará el número de soldados actualmente desplegados en Irak (140.000), Kerry arremetió contra la imagen edulcorada de la posguerra iraquí que se esfuerza en presentar Bush, pese a la rampante violencia que asola el país.

Kerry denunció que aunque el presidente "está poniendo su mejor cara ante la situación, el hecho es que la evaluación de la CIA, las informaciones, las operaciones de tierra y las tropas cuentan una historia diferente". El candidato demócrata hizo estas declaraciones después de que Bush y el primer ministro iraquí, Iyad Alaui, dibujasen en Washington una versión optimista del conflicto iraquí.

"EEUU y los iraquís se han retirado de áreas enteras de Irak", añadió Kerry. Además, el candidato subrayó que las elecciones que deben celebrarse el próximo enero en el país árabe son impracticables por la violencia. "Hoy en día, hay zonas de Irak donde no se puede entrar, y no se pueden hacer elecciones en zonas sin acceso", dijo. Pero pese a este clima de violencia que denuncia, Kerry descartó, en declaraciones a la Radio Nacional Pública, enviar tropas adicionales a Irak en el 2005, si gana la Casa Blanca.