El candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, se sumó el miércoles a la ofensiva de su partido para convencer al candidato independiente Ralph Nader de que abandone sus pretensiones electorales y le deje campo libre para enfrentarse al presidente, George Bush, el 2 de noviembre. Pero esta primera batalla quedó en tablas. Kerry no llegó a pedirle directamente que se retire y el veterano y testarudo Nader no dio señales de que piense hacerlo.

Kerry "es muy presidenciable, da una imagen de mucha confianza en la televisión", dijo Nader al término de la entrevista con el senador demócrata, al que conoce hace tres décadas. A diferencia de las ácidas críticas que volcó contra el expresidente Al Gore, candidato demócrata en el 2000, Nader no tuvo más que elogios para Kerry.

Pero los demócratas temen que Nader acabe robándole la presidencia a Kerry como hizo con Gore, hace cuatro años, favoreciendo a Bush al acumular votos de los sectores más izquierdistas que, en su ausencia, irían a Kerry. Con ello, Nader podría robarle a Kerry votos vitales para llegar a la Casa Blanca.