"La democracia está incompleta en la medida en que no garantice a todos el acceso a los bienes fundamentales", aseguró la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. No hablaba de la pobreza ni del acceso al trabajo, sino de la posibilidad de que todos pudieran ver los partidos de fútbol por los canales abiertos y sin pagar. Y por eso el Gobierno anunció que se apropiaba de su transmisión televisiva. "No queremos una sociedad de secuestros. Secuestran los goles como antes secuestraron a 30.000 argentinos. Yo no quiero más secuestros. Quiero una sociedad libre", manifestó Cristina Kirchner la noche del jueves.

En el último torneo, los canales de cable relataban las jugadas de los partidos, pero solo mostraban las tribunas. Y si bien la "privatización" de las imágenes era objeto de duras controversias, en especial porque los dueños de los medios eran también los dueños de sus contenidos, la analogía con los procedimientos de la dictadura militar de Videla (1976-83) para silenciar a sus adversarios desvirtuó la naturaleza del debate. La presidenta, señaló el diario Crítica, "tiene talento para banalizar no el mal, sino la tragedia".

El fútbol no es en Argentina solo un asunto deportivo: define la identidad de una nación. Es algo político. En los medios de comunicación y en la calle, se habla todo el tiempo de equipos y jugadores, de Lionel Messi y Diego Armando Maradona, quien durante el acto le regaló su camiseta a Cristina Kirchner.

DURAS CRITICAS Hace 18 años, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que Julio Grondona dirige desde la dictadura y ha sobrevivido a todos los gobiernos, cedió los derechos de transmisión a TyC Sports. La empresa se asoció más tarde con el grupo económico y mediático Clarín, que el Gobierno considera su enemigo. Para arrebatarle el negocio, el kirchnerismo puso 110 millones de euros anuales sobre la mesa. "Se va a morir el monopolio de Clarín", gritaban ayer los simpatizantes de la presidenta en el lugar donde se desarrollaba el acto.

"El Estado no debe subsidiar las transmisiones, sino administrar su democratización. Tampoco disimular la responsabilidad histórica que tiene Grondona en el desfalco de los clubs", advirtió el diputado Carlos Raimundi.

110 MILLONES Tras años marcados por la inclusión social y el crecimiento económico, el ciclo iniciado en el 2002 comenzó a mostrar sus grietas. La pobreza volvió a expandirse en el 2007 por la inflación. Luego llegó la crisis mundial. Se calcula que hoy hay 11 millones de pobres. Esos 110 millones de euros, dice la oposición, garantizarían dos años de contención a los sectores sociales menos favorecidos.