Japón recordó ayer su rendición hace 60 años en la segunda guerra mundial con disculpas por el sufrimiento que causaron sus acciones bélicas en Asia y con una llamada de concordia a los países vecinos para consolidar la paz en esa región. En una ceremonia celebrada en el estadio Budokan de Tokio, cerca del palacio imperial, el emperador Akihito, hijo del vencido Hirohito, pidió que "nunca más se repitan los horrores del pasado".

El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, lanzó, a su vez, un mensaje de pesar y arrepentimiento por las acciones de su país en el pasado. Japón "causó un tremendo daño y sufrimiento a las gentes de muchos países, especialmente de Asia, a través del dominio colonial y de la invasión", afirmó. "Con humildad acepto este hecho histórico y declaro de nuevo un profundo remordimiento y sinceras disculpas desde el fondo de mi corazón, a la vez que expreso mis condolencias a todas las víctimas, dentro y fuera del país", dijo el primer ministro.

MENSAJE REITERADO Koizumi, que reiteró el mensaje de arrepentimiento que ya lanzó el pasado abril en la Conferencia de Asia y Africa celebrada en Bandung (Indonesia), evitó avivar la ira de los vecinos asiáticos y desistió de acudir al santuario sintoísta de Yasukuni, donde se honra la memoria de los 2,5 millones de japoneses muertos en combate desde 1853, entre ellos 14 criminales de guerra ejecutados en el año 1946.