Los dirigentes kosovares y serbios iniciarán en el próximo mes de julio su primer diálogo político tras la guerra de 1999, que convirtió a Kosovo en un protectorado de Naciones Unidas vigilado por las tropas de la OTAN.

El diálogo se centrará en un principio en cuestiones prácticas, mientras que las negociaciones sobre el estatuto político final de la provincia se dejarán para una segunda fase, tras el restablecimiento de un mínimo clima de confianza, según fuentes diplomáticas europeas.

La apertura de este diálogo entre Pristina y Belgrado ha sido forzada por el responsable de la política exterior de la Unión Europea (UE), Javier Solana, para intentar superar el actual bloqueo político que existe entre ambas comunidades. La cuestión sin resolver de Kosovo, dos años después de la caída del régimen de Slobodan Milosevic, constituye uno de los principales focos de inestabilidad que persisten en la región balcánica.

CUESTIONES PRACTICAS

"Belgrado y Pristina han expresado de forma clara su decisión de comenzar un diálogo sobre cuestiones prácticas de interés mutuo y este diálogo comenzará antes de finalizar el mes de julio", anunció con satisfacción Solana, al concluir ayer la segunda cumbre de la Unión Europea y los países balcánicos en la localidad griega de Porto Carrás, a unos 140 kilómetros de Salónica.

Solana intentó hasta el último minuto que esa apertura del diálogo se produjera ayer en el marco de la cumbre UE-Balcanes, aprovechando que el presidente albanokosovar, Ibrahim Rugova, asistía también a la reunión, acompañando al representante especial de Naciones Unidas para la región, Michael Steiner. Sin embargo, la delegación del Gobierno serbio prefirió demorarlo hasta el mes de julio para preparar mejor ese encuentro.

El Gobierno serbio quiere demostrar su madurez democrática para poder acercarse a la UE. "El inicio del diálogo el mes próximo es el mensaje más importante", señaló el presidente serbio, Svetozar Marovic. "Espero que podamos demostrar a todos los países europeos que tenemos la fuerza, la paciencia y la energía democrática para resolver los numerosos problemas del pasado", añadió Marovic.

El Gobierno serbio desea que los primeros puntos que se aborden en ese diálogo sean el retorno a Kosovo de los serbios que tuvieron que abandonar la región, así como la cooperación entre las policías serbia y kosovar.

OPTIMISMO DE RUGOVA

El presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, se declaró "optimista" ante la apertura de ese diálogo con el Gobierno de Belgrado. "Estamos preparados", añadió. Pero los planteamientos de ambos gobiernos son muy distintos.

Rugova indicó que estaba dispuesto a hablar de "cuestiones técnicas", pero reiteró que su objetivo es lograr un rápido reconocimiento de la independencia de Kosovo. Esto choca con la posición que mantienen la UE y la comunidad internacional, que prefieren que en el futuro Kosovo continúe integrado en serbia, pero con la mayor capacidad de autogobierno posible.

"Nuestro objetivo es la independencia de Kosovo", afirmó Rugova. "Queremos un rápido reconocimiento de la independencia de Kosovo por parte de la UE y de EEUU, que sea formalizado por Naciones Unidas", explicó. "Estoy convencido de que existe una comprensión en la UE y en EEUU para nuestro proyecto de independencia", aseguró Rugova.