Oficialmente, Rusia puso el pasado mes de abril punto y final a su segunda guerra por controlar a Chechenia iniciada en 1999. El Comité Nacional Antiterrorista (CNA) ruso levantó el estricto régimen especial de seguridad que imperaba en esa república caucásica desde hacía casi 10 años.

Con esa decisión, Moscú cedió todos los hilos del poder al presidente prorruso de Chechenia, Ramzán Kadyrov. La anunciada retirada de 20.000 soldados del Ministerio de Interior ruso desplegados en Chechenia de manera provisional dejó el control real de la república en manos de las fuerzas de seguridad de Kadyrov, acusadas por las organizaciones de defensa de los derechos humanos de numerosos secuestros, torturas y asesinatos.

A pesar de que últimamente los rebeldes secesionistas no organizaban atentados fuera de la región del Cáucaso, según fuentes de seguridad rusas, continúan activos y siguen perpetrando atentados en algunas zonas de Chechenia en las que tanto las guerrillas como los clanes siguen siendo hegemónicos.

Con el Gobierno prorruso de Kadyrov existe un Ejecutivo independentista clandestino no reconocido por ningún país. Fue presidido por el histórico Aslán Masjadov hasta su fallecimiento en el 2005. Actualmente, el líder de los separatistas chechenos es Abdul Halim.