El es uno de los hombres más impopulares de Gran Bretaña. Ella en cambio es la estrella en ascenso del momento. Sarah Brown aparece estos días en todas partes. La discreta esposa del primer ministro británico, Gordon Brown, vivía hasta ahora esquivando compromisos sociales y rehuyendo de las cámaras. De golpe, las cosas han cambiado. Marcha en Londres, lasaña en Downing Street, diario en internet, foto con Michelle Obama. La nueva Sarah aparece a diario en los rotativos británicos. Incluso quienes detestan a su marido alaban su estilo poco pretencioso y su apoyo a las buenas causas.

En la reciente cumbre del G-8 en Italia, la primera dama se negó a comer la ternera y el fuagrás incluidos en el menú oficial, aún a riesgo de ofender al mismísimo anfitrión, el primer ministro, Silvio Berlusconi. "Espero que no sirvan ternera otra vez en el almuerzo. Ya la he rechazado dos veces en este viaje. Estoy firmemente en contra", escribió en Twitter (SarahBrown10). Sus notas triunfan en la red social, con más de 300.000 seguidores. El gesto de la ternera le ganó el reconocimiento de la sociedad protectora de animales, que lucha contra la crianza del vacuno inmovilizado en cajones, al que los ganaderos siguen alimentando con leche, para que la carne se mantenga blanca.

El fin de semana anterior a la cumbre otro colectivo recibió su respaldo. Sarah se apuntó al desfile del orgullo gay y recorrió la capital junto a homos y reinonas . Las fotos de la dama con las drag queens estaban al día siguiente en todos los diarios. "Ha hecho historia como primera consorte del primer ministro que participa en la marcha", apuntaba la columnista Janet Street Porter.

Mujer de gesto dulce, poco o nada preocupada por la moda, dijo con una candidez desarmante no poder competir con Carla Bruni, de visita oficial en el Reino Unido. "Ella es una modelo y da igual cómo me vista yo". Directora de una agencia de relaciones públicas, Sarah dejó el empleo en el 2001, meses después de casarse con el entonces ministro de Finanzas. En la vida familiar no todo han sido alegrías. La primera hija de ambos, Jennifer Jane, nació prematuramente y apenas vivió 10 días. Posteriormente, vendrían dos chicos, John en el 2003 y Fraser en el 2006, pero este último padece una fibrosis cística, dolencia grave e incurable.

Los Brown han preservado siempre la intimidad de sus hijos y durante mucho tiempo Sarah ha estado dedicada casi en exclusiva a ellos. También colabora con oenegés junto a su amiga JK Rowling. Su rostro pasaba tan desapercibido que en el 2008, en el lanzamiento de un libro, tuvo que acreditar su identidad ante el portero, que le negaba la entrada.

Según The Independent, la lasaña de la señora Brown ayuda a limar asperezas entre el primer ministro y sus colaboradores. Los encuentros informales de trabajo resultan más relajados cuando están amenizados con el sabroso plato de la anfitriona. Hasta el Daily Telegraph , diario tradicional de los tories , ha mostrado su admiración. "Tenemos una primera dama que podemos amar, casada con un hombre al que nunca podremos (amar)".