El regreso de Estados Unidos a la Unesco (Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura), tras 19 años de ausencia, marcó ayer la apertura de la conferencia general, máximo órgano decisorio de la organización. Tras el desencuentro con los europeos, y sobre todo con Francia, a propósito de la guerra de Irak, el presidente de Estados Unidos, George Bush, quiso dar a este hecho carácter de acontecimiento y mandó a París a su esposa, Laura Bush, en el papel de embajadora de buenos oficios para recomponer las relaciones.

El director general de la Unesco, el japonés Koichiro Matsuura, subrayó su "confianza en el futuro" y destacó la "fortaleza" de la organización, que fue creada en 1945 "para inspirar la paz en el espíritu de los hombres, pues es allí donde nacen las guerras". Matsuura expresó su satisfacción por acoger de nuevo a EEUU entre los 190 miembros, estimando que este retorno "es un paso decisivo hacia la universalidad".

Washington abandonó la organización en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, por estar en desacuerdo con el enfoque ideológico y la gestión del entonces director general, el senegalés Amadu Mahtar M´Bow.

Después de izar la bandera de EEUU junto a la de los otros estados miembros, Laura Bush aseguró que el Gobierno estadounidense volverá a ser un "miembro pleno, activo y entusiasta" de la Unesco y participará en su "importante misión para promover la paz y la libertad".