Como sucedió el año pasado con la llegada del buen tiempo, Hamás ha vuelto a desempolvar su catecismo islamista en pleno verano. Sus autoridades, al frente del Gobierno de la Franja de Gaza, acaban de prohibir la exhibición de lencería y pijamas femeninos en los escaparates y tiendas. La decisión llega menos de dos semanas después de que prohibieran a las mujeres fumar narguiles (pipas de agua) en los espacios públicos. Pero habrá que ver si las medidas se mantienen. Hamás islamiza con mano temblorosa y no duda en revocar sus decisiones cuando Occidente y las oenegés palestinas ponen el grito en el cielo.

Los fundamentalistas están atrapados entre dos fuegos difíciles de conciliar. Quieren hacer méritos para acercarse a Occidente y salir de su prolongado ostracismo pero, al mismo tiempo, tienen la presión de los sectores más ultras del movimiento palestino y de los grupúsculos de radicales salafistas, partidarios de una islamización a espada.

Este equilibrio imposible les lleva a dar bandazos con frecuencia. La prohibición de exhibir lencería en los escaparates, por ejemplo, ya se anunció el verano pasado, pero nunca se llegó a implementar en el territorio.

Sin probadores interiores

En esta ocasión, ha sido anunciada por un portavoz de la policía. La medida, según aseguró Aymán Al-Batniji, "ayudará a proteger la moral y permitir que la gente se sienta cómoda al caminar por la calle".

Además de la exhibición de lencería y pijamas en los escaparates de las tiendas, se prohíbe tener probadores y cámaras en el interior de las mercerías.

No menos pacato y machista es el veto al narguile . "No es apropiado que las mujeres se sienten con las piernas cerradas y fumen en público. Daña la imagen de nuestro pueblo", afirmó un portavoz del Ministerio del Interior. Sin embargo, y pese a la opinión en contra, la orden tampoco se está implementando. Varias fuentes consultadas han visto estos días a mujeres fumando narguile con normalidad en los restaurantes y hoteles caros de la franja, una práctica muy extendida entre las clases medias. "Es una medida estúpida y no creo que salga adelante, porque no ha sido promulgada como ley o decreto", asegura el director del Centro Palestino para los Derechos Humanos, Raji Sourani.

No hay duda, sin embargo, de que el acecho gubernamental a las mujeres existe. También se les prohibió hace unos meses ir en moto. "Este Gobierno sigue viendo a la mujer exclusivamente como un cuerpo, un objeto sexual. Es muy triste, porque el islam es justo con la mujer", explica la periodista Asmaa Al Ghoul, de 28 años. El verano pasado, Al Ghoul sufrió en sus propias carnes esa discriminación, cuando estuvo a punto de ser arrestada en la playa por bañarse con "ropa indecorosa, reírse escandalosamente" y estar con un grupo de amigos con los que no tenía relación de parentesco.

"Si consideran que fumar narguile es malo para la salud, deberían prohibirlo tanto a las mujeres como a los hombres", afirma al otro lado del teléfono. Este verano han vuelto a aparecer en las playas de Gaza las patrullas del decoro, las mismas que intentaron arrestar a Al Ghoul el pasado verano, y acabaron confiscándole temporalmente el pasaporte.

Se dedican a preguntar a las parejas jóvenes si están casadas y se aseguran de que los hombres se bañan con camiseta y las mujeres con hiyab .

Baño vestidos

Todos se bañan vestido desde que los bañadores fueran desapareciendo de las playas a partir de los años 70, a medida que el conservadurismo se iba asentando en la sociedad.

La tendencia se ha ido consolidando debido al aislamiento que sufre la franja desde que Israel empezó a cerrar sus fronteras tras los Acuerdos de Oslo. Hace ya 17 años.