Eran fértiles campos del Estado Pontificio y son ahora una periferia en la que Roma pierde su nombre e identidad. La basura lleva días en las calles. En los 70 había solo barracas de emigrados del sur, que sustituyeron con pisos de risa, de cuyos balcones asoman hoy camisas y bragas. El edificio más alto es una inexplicable torre de 15 pisos, y el barrio está registrado con nombre de Tor Bella Monaca (Torre de la Bella Monja).

En ese abandono estrangulado por autovías, el director británico Peter Brook está poniendo en escena Sizwe Banzi ha muerto . Brook podría ser un marciano que, habiendo perdido la orientación, ha confundido esa periferia degradada con los bellos teatros de la capital italiana, donde alguna vez ha presentado sus obras. Pero no hay error. En Tor Bella Monaca se levanta un teatro, inaugurado el año pasado, dirigido por el actor Michele Placido. Más que un escenario, se asemeja a un laboratorio de conexión entre el centro y los guetos de emigrados. Para distribuir cultura y desactivar a tiempo la bomba que explotó en las banlieues parisinas: la segunda generación de inmigrados a Italia son todavía muy jóvenes.

Además de representar Sizwe Banzi , Brook, el artesano del teatro, ha mantenido encuentros con los escolares de la zona y con el público, que no es sino la gente del barrio. Cuando se inauguró, hubo 60 días seguidos de fiestas y todos los espectáculos fueron gratuitos. Desde el barrio se ve la Tercera Universidad de Roma, que también vivía aislada como los peones de Tor Bella Monaca. Uno de sus estudiantes escribía hace poco en un blog: "¿Obras teatrales aquí? No lo creo. ¡Es demasiado!... ¡Es un milagro!" Un milagro debió parecer también a los torbellamonaquenses que un día apareciera en su teatro Leonardo DiCaprio, con sus célebres documentales... sobre la contaminación del planeta.