Lewis Libby, el número dos del vicepresidente, Dick Cheney, fue obligado a dimitir por su procesamiento en el caso de la filtración de la identidad de la agente Valerie Plame. Más tarde se supo que Libby declaró bajo juramento que fue el propio presidente, George Bush, el que autorizó la filtración a la prensa de secretos de Estado sobre la crisis iraquí.