La periodista estadounidense Jill Carroll fue puesta en libertad ayer en Bagdad, tras permanecer casi tres meses en manos de un grupo armado. Los secuestradores dejaron a la reportera junto a la sede del Partido Islámico de Irak (PII), la principal formación política suní, en el barrio de Amiriya, en el oeste de la capital. "No me hicieron daño. Me trataron muy bien, nunca me golpearon ni me amenazaron", declaró ayer a un canal de televisión iraquí poco después de ser liberada.

En las imágenes del canal, que pertenece al PII, Carroll, de 28 años, aparece vestida con una ropa tradicional iraquí y con el cabello cubierto con el hiyab, el velo islámico. "Vinieron a buscarme esta mañana y me dijeron: ´Vamos a dejarte ir ahora´", aseguró la reportera. Según relató, durante su largo cautiverio permaneció encerrada en una pequeña habitación. "Me dieron ropa, comida, me dejaron ducharme e ir al baño cuando quería", añadió.

LA PRENSA, SOLO UN DIA Carroll, que fue secuestrada el 7 de enero en Bagdad, dijo que en una ocasión le permitieron "ver la televisión y leer los periódicos". El embajador de EEUU en Irak, Zalmay Jalilzad, tras afirmar que aún no se había arrestado a los secuestradores, aseguró que "nadie de la embajada" había pagado ningún rescate por la liberación de la rehén.