El Tribunal Penal de la ciudad de Bengasi, en el norte de Libia, condenó ayer a morir fusilados a cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino. Todos ellos fueron declarados culpables de haber contagiado premeditadamente con el virus del sida, en 1998, a más de 400 niños libios en un hospital pediátrico. Otro médico búlgaro, Zdravko Georgiev, fue absuelto de haber propagado el sida, pero condenado a cuatro años de cárcel por tráfico de divisas. El Gobierno de Sofía cree que será liberado.

La sentencia, que se produce después del acercamiento a Occidente del régimen del coronel Gadafi, ha causado conmoción en los medios internacionales. Según el veredicto, los condenados "han causado la muerte de 46 niños y otros 380 han sido infectados". Pagarán además unos 826.000 euros para indemnizar a las familias.