Los soldados de EEUU y de Australia mataron a numerosos japoneses en lugar de limitarse a hacerlos prisioneros, según el libro de Richard Aldrich, La guerra lejana, que cita testimonios de militares que lucharon en la segunda guerra mundial. Los mandos de EEUU, según el libro, estaban preocupados por los abusos por parte de las tropas de los restos humanos de los enemigos.