Israel sembró ayer la semilla que amenaza con abocar de nuevo al abismo toda la región de Oriente Próximo. En un operación supervisada personalmente por el primer ministro, Ariel Sharon, tres misiles lanzados desde helicópteros acabaron, en la ciudad de Gaza, con la vida de Ahmed Yasín, el anciano parapléjico líder espiritual de Hamas. El grito encolerizado de venganza proferido por cientos de miles de personas se oyó durante todo el día en los territorios palestinos, un grito al que también se sumó el grupo afín a Al Qaeda que se atribuyó los atentados de Madrid, las Brigadas Abu Hafs al Masri, que amenazó con nuevos ataques a "América y sus aliados".

Eran las 03.45 de la madrugada de ayer en España cuando el jeque Yasín, que salía del primer rezo del día de la mezquita de Sabra, en Gaza, era alcanzado de pleno por los proyectiles israelís. Como resultado de la operación, murieron otras siete personas, todos ellos guardaespaldas del líder islámico, y 17 más resultaron heridas, dos de ellas hijos del jeque ciego.

GUERRA AL TERRORISMO Sharon, que supervisó personalmente la operación, según informó la radio pública, felicitó a los servicios de seguridad y afirmó que Yasín era el "número uno de los asesinos y de los terroristas palestinos". "La guerra contra el terrorismo no ha acabado. Seguirá a diario por todas partes ", dijo.

El asesinato de Yasín, que ya estuvo en el punto de mira de Israel en septiembre del 2003, supone un gran salto cualitativo en el conflicto de Oriente Próximo. Significa un duro golpe al principal movimiento islamista palestino, rompe en mil pedazos el plan de retirada unilateral de Gaza que propuso Sharon y nadie se atreve a pronosticar hasta donde llegarán sus efectos desestabilizadores. Lo que nadie dudaba ayer es que la violencia acarreará más violencia.

El laborista Shimon Peres fue uno de los primeros en rechazar el asesinato de Yasín, al tiempo que subrayó que su muerte puede "llevar a una escalada del terror". Incluso dentro del propio Gobierno de Sharon, el ministro de Interior, Avraham Poraz, consideró que el líder de Hamas no era una "bomba latente" y advirtió de que su muerte sólo podrá costar muchas vidas de israelís.

LOS SUICIDAS Hamás ya anunció que tiene al menos medio centenar de militantes dispuestos a convertirse en mártires y a vengar la muerte de su líder matando a "cientos de israelís". Las Brigadas de Mártires de Al Aksa fue otro de los grupos que prometió que "miles" de israelís serán objeto de su venganza.

La milicia proiraní Hizbulá ya empezó a bombardear anoche posiciones israelís al sur del Líbano. "La sangre del jeque Yasín no ha sido vertida en vano", advirtió el grupo islámico que se atribuyó el 11-M, en un comunicado en internet cuya autenticidad es difícil de verificar.

BLOQUEO TOTAL En estado de máxima alerta, Israel impuso el bloqueo total a los territorios palestinos. Anoche, blindados israelís entraron en Gaza para evitar el lanzamiento de morteros contra territorio israelí.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) decretó tres días de luto oficial. El primer ministro ministro, Ahmed Qurei, señaló que la acción israelí "es un mensaje claro al mundo de que los israelís no están preparados para sentarse a hablar de paz con los palestinos", y añadió que Sharon "ha abierto la puerta al caos".

Los incidentes violentos se extendieron como la pólvora por toda Gaza y Cisjordania. Francotiradores israelís mataron a cuatro palestinos en Jan Yunis, entre ellos un niño de 13 años. Cerca de Tel-Aviv, un palestino hirió con un hacha a tres israelís.