La cumbre de los líderes mundiales del G-8 que se iniciará hoy en Evian tiene como objetivo reparar las heridas políticas abiertas a ambos lados del Atlántico a causa de la guerra de Irak, para mostrar a la comunidad internacional que las grandes potencias son capaces de trabajar juntas de nuevo.

La pequeña localidad francesa acogerá durante tres días a los jefes de Estado y de Gobierno de Francia, EEUU, Alemania, Japón, Italia, Gran Bretaña, Canadá y Rusia, y a la presidencia de la UE. En el marco del diálogo con los países emergentes, también asistirán China, India, Brasil, Malasia, México, Marruecos, Suráfrica, Senegal, Nigeria, Egipto, Argelia y Arabia Saudí.

El presidente francés y anfitrión, Jacques Chirac, dijo antes de llegar a Evian que "la vida internacional está hecha de divisiones asumidas y dominadas", en un intento de dejar atrás la profunda división creada por la guerra de Irak entre las grandes potencias. Chirac añadió que, pese a su enfrentamiento con George Bush, durante la reunión podrán hablar de "los problemas comunes".

"IMPULSO NUEVO"

Chirac expresó su confianza en que las secuelas de la crisis de Irak "no frenen lo que tiene que ser un impulso nuevo a la solución de los problemas del mundo de mañana". La voluntad de los países del campo de paz (Francia, Alemania y Rusia) de dejar atrás su enfrentamiento con EEUU puede verse malograda por pretensión de Washington de querer forzar ahora un cambio de régimen en Irán.