Secuestro, tortura del rehén, decapitación ante las cámaras y difusión de las imágenes por internet. Ese era el plan que tenían elaborado los nueve sospechosos detenidos ayer por la policía en Birmingham, en un nuevo estilo de terrorismo, jamás visto en el Reino Unido, similar al empleado en Irak.

Según fuentes de la seguridad británica, la sangrienta operación propagandística era "inminente". La víctima, actualmente bajo protección especial, era un soldado británico veinteañero, de religión musulmana, que ha prestado servicio en Afganistán. El crimen hubiera sido una copia del secuestro y asesinato de los rehenes británicos Ken Bigley y Margaret Hasán a manos de los insurgentes sunís iraquís.

La operación dirigida por la nueva unidad antiterrorista en las Midlands, creada hace pocos meses, empezó a las cuatro de la madrugada. Los agentes, que registraron 12 locales y viviendas en varios barrios de Birmingham, de mayoría musulmana de origen paquistaní, detuvieron a ocho hombres, que fueron conducidos a una comisaría de alta seguridad en la ciudad de Coventry para ser interrogados. Horas más tarde, era detenido en plena autopista un noveno sospechoso.

Amplia investigación "Es una investigación muy, muy amplia" que puede prolongarse "días o semanas", señaló David Shaw de la West Midlands Police. Shaw no quiso ofrecer detalles sobre el operativo, pero aseguró que las detenciones "son la culminación de muchos meses de actividad". Fuentes de seguridad aseguran que policías y agentes de los servicios de espionaje del MI5 llevaban seis meses detrás del complot. Equipos forenses han empezado a registrar los inmuebles precintados en los barrios de Sparkhill, Washwood, Heath, Kingstanding y Edgbaston. Además de los domicilios de los detenidos, los agentes se han interesado por una librería musulmana, un cibercafé y dos comercios situados en Alum Rock.

De origen asiático Los detenidos eran al parecer personas bien conocidas en la comunidad asiática. Uno de ellos sería Amjad Mahmood, de 29 años, un tendero muy popular. "La policía no me quiere decir dónde está. Su mujer y sus hijos y también mi madre y mi padre están muy preocupados", declaraba ayer su hermano. El padre de otro sospechoso se hallaba en estado de shock. "Es alguien que ha servido a la comunidad durante 30 años, está orgulloso de ser británico y no puede imaginar que su hijo esté vinculado con este tipo de actividades", decía Alí Jan, un amigo.

Las autoridades iban a repartir 5.000 octavillas pidiendo ayuda a los vecinos y a la comunidad musulmana. Uno de sus líderes, Shabir Husaín, llamó a cooperar con la policía y admitió que hay desconcierto en las familias.