El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Miliband, y el de Interior, Alan Johnson, hicieron hoy público un artículo en la prensa británica en el que aseguran que las fuerzas de seguridad del país han trabajado para evitar cualquier tipo de complicidad en maltratos y torturas contra sospechosos de terrorismo retenidos en otros países. "Todos los complots y ataques de esta década en Reino Unido tenían vínculos significativos con el exterior. Nuestras agencias deben trabajar con sus contrapartes del extranjero. Tenemos que trabajar duro para garantizar que no colaboramos con torturas o maltratos", explicaron los ministros en su artículo, publicado por 'The Sunday Telegraph'.

Miliband y Johnson responden así a las acusaciones de un informe del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes, que destacaron los estrechos lazos existentes con la Agencia de Inteligencia Inter-Servicios (ISI) paquistaní y su especial preocupación al respecto. El informe ha sido publicado hoy domingo. "Reino Unido debe, por necesidad, mantener su relación con la inteligencia paquistaní y estamos muy preocupados por las acusaciones por la naturaleza de la relación de funcionarios británicos con el ISI y su posible complicidad en torturas", destacan los diputados en un informe interpartidista sobre Derechos Humanos.

Los diputados insisten en que seguir utilizando información procedente de agencias de inteligencia extranjeras que han ignorado las advertencias y peticiones previas de Reino Unido para que dejaran de torturar a sospechosos podría constituir una complicidad con la tortura en sí misma. "La utilización regular de pruebas que podrían haber sido obtenidas con torturas, especialmente cuando no está claro si las quejas por tortura contra servicios de inteligencia extranjeros han generado alguna acusación formal, podría ser interpretado como complicidad con tal comportamiento", indica el informe.

La Fiscal General Patricia Scotland indicó en marzo que existe base suficiente para iniciar una investigación criminal sobre las acusaciones de Binyam Mohamed, residente en Reino Unido, quien asegura que la inteligencia británica participó en su tortura en Marruecos, antes de ser enviado a la prisión de la base estadounidense de Guantánamo. El informe es similar al del Comité de Derechos Humanos del Parlamento que fue publicado el pasado 4 de agosto, en el que se solicita una investigación independiente sobre la presunta complicidad de Reino Unido en torturas.

Miliband y Johnson indicaron que la cooperación de Reino Unido ya ha sido interrumpida en ciertas ocasiones ante el alto riesgo de maltratos. "Ya fuera suministrando información que podría llevar a la detención de sospechosos, suministrando preguntas para los detenidos o directamente entrevistándoles, nuestras agencias deben intentar minimizar y, de ser posible, evitar el riesgo de maltrato (...), pero no es posible erradicar todos los riesgos", argumentan los ministros. En cualquier caso, el informe de los diputados se muestra favorable a que se siga utilizando la información procedente de aliados obtenida mediante torturas siempre y cuando permita salvar otras vidas. "El Gobierno tiene el deber de emplear la información que llega a su poder, cualquiera que sea la fuente o el método de obtención, si considera que evitará la pérdida de vidas", indica.