Un mes después del ataque con un gas nervioso contra el doble espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en Salisbury, el tenso intercambio de acusaciones entre Rusia y el Reino Unido sobre la autoría del intento de asesinato continúa. Los representantes británicos en la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas) calificaron ayer de «perversa» la propuesta de Moscú de «abrir una investigación conjunta» sobre lo sucedido. «Es una táctica para distraer la atención y generar todavía más desinformación y evitar preguntas que las autoridades rusas deben contestar», señalaron en un tuit.

El Gobierno de Theresa May dice estar está casi totalmente seguro de que Rusia está detrás del incidente. Moscú en cambio niega esa participación y los expertos británicos del laboratorio militar de Porton Down no han podido demostrar que el agente nervioso del tipo Novichok, utilizado en Salisbury, haya sido fabricado en Rusia. La única manera de estar totalmente seguros sería comparar la muestra con otra similar del mismo laboratorio. El director de Porton Down, Gary Aitkenhead, ha rechazado la acusación de los rusos de que el agente nervioso ha podido ser fabricado en el Reino Unido. Tras conocerse el informe, el Kremlin ha exigido a Londres «una disculpa».

El jefe de los servicios secretos exteriores rusos, Serguéi Narychkine, acusó ayer al espionaje del Reino Unido y de Estados Unidos de ser los responsables del envenenamiento y calificó de «grotesca provocación» y de «invento» las acusaciones de Londres y Washington apuntando a Moscú como el autor del intento de asesinato. «Algunos gobiernos europeos no siguen ciegamente a Londres y Washington, sino que prefieren reflexionar cuidadosamente lo que sucedió», dijo.

LA CRISIS DE LOS MISILES / Además, Narychkine realizó un llamamiento al diálogo para evitar «caer en una situación que nos lleve a una nueva crisis como la de Cuba», en referencia a la crisis de los misiles del 1962, que colocó a Estados Unidos y a la entonces Unión Soviética al borde de una confrontación nuclear. «La comunidad internacional debe recuperar el diálogo sano, que no esté basado en visiones egoístas de una sola parte, sino sobre verdaderos valores compartidos entre todos que respeten las normas internacionales», argumentó Narychkine.

El Gobierno alemán comparte la opinión del Reino Unido sobre la responsabilidad de Rusia en el ataque, tal y como reiteró ayer. Por su parte, la Unión Europea divulgó un comunicado en el que subrayó de nuevo su solidaridad con Londres insistiendo en que Rusia debe responder «a preguntas legítimas» de los británicos.

El envenenamiento de Skripal y de su hija Yulia, el pasado 4 de marzo, ha provocado una de las peores crisis en las relaciones entre Rusia y Occidente desde la guerra fría, con la expulsión recíproca de decenas de diplomáticos de ambas partes.