La tortura no tiene lugar en un Estado de derecho. La máxima instancia de la justicia británica emitió ayer un contundente veredicto, con importantes consecuencias para la comunidad internacional. Los jueces lores acordaron por unanimidad que las pruebas contra presuntos terroristas que hayan podido ser obtenidas bajo tortura no podrán ser utilizas en los tribunales del Reino Unido.

La consecuencia inmediata de la histórica sentencia, que supone un golpe para la estrategia antiterrorista de Tony Blair, será la revisión de los casos de ocho hombres, detenidos en el Reino Unido sin ser acusados de nada, a partir de unas pruebas que se sospecha fueron conseguidas bajo tortura en Guantánamo.