La posesión ilícita de un arma de fuego en el Reino Unido será castigada con una pena de cinco años de cárcel, según el nuevo proyecto de ley presentado ayer por el ministro del Interior, David Blunkett. El espectacular incremento de las condenas por este tipo de delitos se produce pocos días después de que dos adolescentes fueran asesinadas a tiros en Birmingham.

Los primeros indicios apuntan a que Charlene Ellis, de 18 años y Latisha Shakespeare, de 17, fueron las víctimas inocentes de un enfrentamiento entre dos bandas rivales relacionadas con el tráfico de drogas. En el lugar del suceso, la policía recogió más de 30 casquillos de bala. Los culpables no han podido ser detenidos.

"No vamos a tolerar una escalada de armas de fuego en nuestras calles", declaró ayer Blunkett, quien arremetió contra un cierto tipo de cultura que rodea de glamour a los pandilleros. El ministro del Interior denunció la existencia de un claro vínculo entre el culto a apretar el gatillo, las drogas y la música rap.

PREOCUPACION OFICIAL

"No voy a caer en la censura, pero estoy preocupado y creo que debemos hablar con las compañías de discos, los distribuidores y todos los que están involucrados en el negocio de la música para establecer lo que es aceptable y lo que no lo es", señaló Blunkett. Sus palabras venían a sumarse a los comentarios del responsable de Cultura, Kim Howells, quien acusó a algunos raperos de "glorificar la cultura de las pistolas y la violencia", convirtiendo "el asesinato, casi, casi, en un accesorio de moda".

Los delitos con armas de fuego han crecido un 42% en los últimos cinco años en Gran Bretaña.