Gaza se hunde en los infiernos coincidiendo con el día de la Nakba (El Desastre), que conmemora la derrota árabe en la guerra de 1948 y el exilio forzoso de 750.000 palestinos. De nada ha servido el alto el fuego del lunes. La de ayer fue una jornada despiadada, que se saldó con 13 muertos, 8 de ellos miembros de la guardia presidencial de Mahmud Abbás, acribillados por encapuchados de Hamás en una emboscada.

Desde Jordania, Abbás advirtió del peligro que se avecina y de la amenaza que se cierne sobre el Gobierno de unidad nacional. "Debemos poner fin sin retrasos a las luchas civiles y al fantasma de una guerra interna", afirmó.

La sangría de ayer comenzó de madrugada con el asesinato de un comandante del brazo militar de los islamistas. Hamás culpó a las fuerzas de élite de Al Fatá. Y como represalia sus hombres atacaron, con un misil y a balazos, un convoy que se dirigía a una base de entrenamiento cerca de la terminal de Karni.