Europa tendrá que esperar para poder tener su primera Constitución. La cumbre de Bruselas concluyó ayer con un amargo fracaso a causa de la dura pugna por el reparto de poder en la Unión Europea (UE) ampliada.

"El desacuerdo era total" sobre el sistema de voto del Consejo de Ministros, explicó el primer ministro italiano y presidente semestral de la UE, Silvio Berlusconi. Los líderes europeos acordaron darse tres meses de plazo para reflexionar antes de volver a intentar la reanudación de las negociaciones.

DENUNCIA Francia, Alemania y Bélgica acusaron públicamente a España y Polonia del fracaso por su falta de flexibilidad y por su exigencia de conservar un poder de voto casi igual que Alemania, que les dobla en población. Pero la presidencia italiana de la UE y la mayoría de países optaron por una actitud más diplomática de no culpabilizar a nadie, aunque admitieron que la posición de España y Polonia impidió el acuerdo en Bruselas.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se esforzaron en desdramatizar el fracaso de la cumbre y enfatizaron que la negociación de la Constitución continuará a lo largo del año próximo. Los países fundadores de la UE (Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo), fervientes partidarios del borrador de Constitución elaborado por la Convención, destacaron que preferían "esperar antes que aceptar un mal acuerdo"

La presidencia de la UE, tras una larga noche de entrevistas bilaterales con los diferentes líderes europeos, tuvo que suspender la sesión plenaria prevista por la mañana ante la falta de avance en las negociaciones sobre la reforma institucional.

El principal escollo fue el nuevo sistema de votación en el Consejo de Ministros de la UE, pero también existían problemas en la supresión del derecho a veto en diferentes políticas europeas, a lo que se oponía Gran Bretaña, y en el tamaño de la Comisión.

Italia ofreció a España subir los porcentajes de países y de población necesarios para aprobar una decisión. En lugar del 51% de los países y del 60% de la población, Italia propuso subir al 55% y al 65%, pero España los rechazó por insuficientes, según fuentes de la negociación.

ALTERNATIVAS La presidencia intentó buscar un compromiso con España en base a la introducción en el futuro del sistema de doble mayoría, si no existía una mayoría que se opusiera a ello. España estaba dispuesto a seguir negociando, pero Polonia rechazó cualquier posibilidad que no fuera mantener el sistema de Niza, que le daba casi el mismo número de votos que Alemania, y se opuso a asumir compromisos sobre el futuro.

El presidente francés, Jacques Chirac, que se reunió por separado con Aznar y con el primer ministro polaco, Lesezk Miller, afirmó que no tardó mucho "en constatar que tanto por parte de España como de Polonia no había ninguna flexibilidad ni posibilidad de compromiso".

En la misma línea, el canciller alemán, Gerhard Schröder, declaró que "dos países no querían moverse; uno por tradición y otro, por cuestiones de política interior", refiriéndose en el primer caso a España y en el segundo, a Polonia. El ministro de Exteriores belga, Louis Michel, también acusó a España y Polonia de "primar su interés nacional por encima del europeo".