Lo que era un secreto a voces y el Gobierno atribuía a una campaña opositora de difamación, se ha confirmado: el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, es padre de un niño de 2 años, nacido cuando el actual mandatario aún vestía los hábitos religiosos. "Ante mi pueblo y mi conciencia, manifiesto con la más absoluta honestidad y transparencia que hubo una relación con Viviana Carrillo", dijo ayer el exobispo de la diócesis de San Pedro. "Asumo todas las responsabilidades: reconozco la paternidad del niño", agregó.

Días atrás, corrió en Asunción el rumor de que una mujer de 26 años había demandado a Lugo. La joven lo desmintió. Pero al presidente no le ha quedado otro remedio que decir la verdad, "como cristiano" y "en homenaje a toda la gente" que lo llevó al poder en abril del 2008.

Lugo ejerció de obispo hasta el 2005 y renunció al sacerdocio en el 2007. Tras ganar los comicios, Benedicto XVI lo dispensó de las obligaciones de la condición clerical. "El es laico, no tiene problemas para tener un hijo, es un hombre valiente", dijo monseñor Mario Melanio Medina, miembro de la Conferencia Episcopal Paraguaya.