El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, obtuvo ayer por cuarta vez consecutiva una aplastante victoria en las elecciones presidenciales en esa antigua república soviética. Según los sondeos oficiales a pie de urna, Lukashenko recibió más del 76% de votos a su favor, mientras ninguno de los nueve candidatos de la oposición consiguió superar el 5%.

Nada más conocer esos resultados, garantizados de antemano por el poder concentrado en sus manos, Lukashenko aplastó violentamente una protesta de las fuerzas de la oposición, que habían publicado sondeos propios a pie de urna que no daban al eventual ganador de los comicios presidenciales más de un 38% de los votos. La policía antidisturbios, armada con porras y granadas ensordecedoras, dispersó a unos 200 de seguidores del candidato opositor Vladimir Nekliaev, que intentaban llegar a la plaza de Octubre de Minsk, donde la oposición bielorrusa llamó a manifestarse contra la previsible victoria del presidente saliente. El propio Nekliaev resultó herido en los choques. Yulia Drantshuk, portavoz de Nekliaev, declaró que el candidato fue posteriormente hospitalizado con una conmoción cerebral.

MAYOR LIBERTAD Según la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), esta campaña electoral se ha caracterizado por un clima de mayor libertad que las tres campañas anteriores celebradas desde 1994. A diferencia a lo ocurrido en el 2006, los candidatos pudieron reunirse libremente y participar en debates en la televisión o la radio. En el 2006, Lukkashenko fue reeligido con el 83% de los sufragios.

Sin embargo, esos cambios positivos no significan que el nuevo presidente haya cambiado su actitud respecto a la oposición. Al ser preguntado por un periodista si cooperará con las fuerzas opositoras después de su reelección, Lukashenko afirmó que solo dialogará con los pocos oponentes que sean personas "normales". "No hablaré con bandidos y desviacionistas", advirtió.

La oposición denunció falsificaciones masivas con las papeletas electorales de los electores que votaron por adelantado. Su porcentaje rozó el 30% de los inscritos. Según sus adversarios, las comisiones electorales sustituyeron discretamente papeletas con el nombre del presidente saliente. Solo el 0,25% de los representantes de la oposición están autorizados a formar parte de las comisiones electorales, por lo que ven limitado su acceso a los votos. Para protestar por lo que califican de "falsa electoral", siete de los nueve candidatos de la oposición en la víspera de la votación hicieron llamamientos a manifestarse al cierre de los colegios en la plaza de Octubre. Para evitarlo, las autoridades transformaron la plaza en una gigantesca pista de patinaje.

Lukashenko lleva 16 años en el poder en uno de los países más pobres de la Europa de Este y durante sus tres mandatos anteriores, concentró un poder casi absoluto. A cambio, ofrece a sus ciudadanos una "estabilidad" y "protección social" que imitan a los tiempos de la Unión Soviética. Pese a que el salario medio no supera los 200 euros, la mayor parte de la población está contenta con su líder.