"Una democracia plena requiere de justicia social. La política del realismo no debe ser una justificación para abandonar nuestros sueños de izquierda". Con esta declaración de principios, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dejó ayer clara su forma de entender la misión reformista de los actuales gobiernos de centroizquierda, cuyos representantes se reunirán hoy y mañana para debatir sobre algunos de los retos del futuro.

"La mayoría de los focos de tensión internacional son el resultado de desigualdades que prevalecen en el mundo, con miles de millones de desempleados y cientos de millones que tienen hambre y están enfermos", añadió el mandatario brasileño, en una tribuna publicada en The Guardian.

Junto con otros 13 jefes de Estado y Gobierno, Lula discutirá durante dos día en Surrey (sur de Inglaterra) y desde la óptica de la nueva izquierda, problemas como la reforma del Estado del bienestar, los cambios dolorosos en el sistema de pensiones y la sanidad pública, el reto de la inmigración, las amenazas terroristas y el crimen organizado.

La cumbre, convocada por Tony Blair, se celebra por sexto año consecutivo.