Luiz Inácio Lula da Silva sufrió ayer su peor derrota política desde que llegó a la presidencia de Brasil a principios del 2003, al ceder a un legislador de derechas el control de la Cámara de Diputados a pesar de que el Partido de los Trabajadores (PT, oficialista) cuenta con una amplia mayoría parlamentaria.

Severino Cavalcanti, un exaliado de la última dictadura militar (1964-85), ahora en el minoritario Partido Progresista, fue elegido presidente de la Cámara baja tras derrotar a Luiz Eduardo Greenhalgh (PT) en una votación que, en principio, no suponía ningún riesgo para el partido del Gobierno. Según los analistas políticos, lo ocurrido no sólo dificulta más las relaciones de Lula con el Parlamento, sino que abre nuevos interrogantes sobre su reelección en el 2006.

PROYECTO AMENAZADO "Lula y el PT hacen honor al lema de que la política es el arte de hacer posible lo imposible: aunque era imposible cometer errores como el de ayer, quedó demostrado lo contrario", afirmaba ayer el influyente diario Folha de Sao Paulo en su edición electrónica.

Cavalcanti, de 74 años, ganó la presidencia de la Cámara con 300 votos a favor, contra los 195 que obtuvo el oficialismo.