"¿Qué ha pasado?". Al Partido de los Trabajadores (PT) le costaba ayer todavía salir del asombro. Subido a la ola triunfalista, escudado en la inmensa popularidad de Luiz Inácio Lula da Silva, esperaba que Dilma Roussef alcanzara la presidencia en primera vuelta. Pero la heredera obtuvo el 47% de los votos contra el 32,6% de José Serra, del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB). Aunque se encuentra en una inmejorable posición de cara al 31 de octubre, Rousseff tuvo que llamar a la militancia a mantener la "garra" y salir de la perplejidad. El presidente Lula, por su parte, ha resuelto tener mayor protagonismo en estas cuatro semanas. Lo que llevó al diario O Globo a decir que Serra se enfrentará a dos adversarios, Dilma y el mandatario.

"De nuevo lo inesperado", dijo la analista Dora Kramer, presagiando días de una campaña más áspera. La erosión de la candidatura de Dilma fue mayor de la que advirtieron las encuestas. Serra se benefició del ascenso de Marina Silva, del Partido Verde (PV), dueña del 19,4% de los votos. El semanario Veja dibujó a la candidata ecologista con la fisonomía y el color azul de Neytiri, la Na´vi de Avatar. Pero Marina no aspira a emular los combates de la heroína de Pandora, el mundo imaginado por el cineasta James Cameron.

A los 52 años, y después de una vida de película, sale de estas elecciones como la más sorprendente promesa de futuro en Brasil. "Ganamos perdiendo. Yo lo sabía, veía eso en las calles", aseguró sobre el entusiasmo que despertó su candidatura. Ya piensa en el 2014. El propio Lula reconoció haberla subestimado.

LA BUSQUEDA DEL PT "Estamos felices. Brasil tiene una segunda vuelta para pensar dos veces", pareció responderle ella. Desde la noche del domingo se convirtió en objeto de halagos por parte de las dos coaliciones en pugna. Serra confía en que el Partido Verde termine apoyándolo. El presidente del PT, José Eduardo Dutra, un viejo amigo personal y compañero de militancia de Sil-

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