Dos días después de anunciar desde la base de West Point el envío de más tropas a Afganistán, Obama se reunió con dos de sus principales escritores de discursos, Ben Rhodes y el joven Jon Favreu (autor de su discurso en la toma de posesión como presidente) para trazar un boceto de lo que quería decir en Oslo. Obama leyó algunos de los discursos de los 108 premiados antes. Se fijó, cómo no, en el de Martin Luther King, en el de Mandela y también, parece que con especial interés, en el de George C. Marshall, ganador en 1953, quien, con el plan económico que lleva su nombre, ayudó a reconstruir Europa tras la segunda guerra mundial.