Emmanuel Macron sigue aprovechando el hueco que dejan otros mandatarios en horas bajas para afianzar su liderazgo internacional. Ocho meses después de llegar al Elíseo, el presidente francés realiza su primera visita a China con la intención de anudar una relación de confianza con Xi Jinping y erigirse en su principal interlocutor europeo.

Con el Reino Unido inmerso en pleno brexit y Alemania en una compleja negociación para formar Gobierno, Francia está bien situada para asumir un mayor protagonismo ante la segunda potencia económica mundial. Macron quiere beneficiarse de ese contexto para fraguar una alianza estratégica con China y encarar los principales retos del planeta. La lucha contra el cambio climático y una relación comercial más equilibrada figuran entre las prioridades.

«He venido a deciros que Europa ha vuelto», proclamó Macron el lunes en un discurso en el que agradeció el gesto de Pekín de mantenerse fiel al Acuerdo del Clima de París tras la retirada de EEUU. Sus palabras subrayaron el mensaje de que, con Donald Trump cada vez más aislado y agitando el espectro de una guerra comercial con Pekín, es buen momento para impulsar las relaciones franco-chinas.