Transcurrió casi una hora desde que sonó la explosión en la sala de llegadas del aeropuerto Domodédovo antes de que los medios de comunicación se dieran cuenta de lo ocurrido. Los espectadores que cambiaban canales nacional buscando desesperadamente alguna información fidedigna quedaron perplejos. No había ningún signo de que pasara algo raro en la capital rusa. Nada de nada.

En lugar de dar unas imágenes de la zona, la televisión nacional rusa puso una repetición de un programa antiguo, mientras la dirección decidía cómo debía cubrir el atentado terrorista para no molestar a las autoridades. La sequía informativa en los medios audiovisuales contrastó dramáticamente con una avalancha de informaciones y testimonios en los sitios web. "¡Qué país! El presidente se enteró a través de Twitter de lo ocurrido en Domodédovo y convocó una reunión extraordinaria. Y la televisión se comportó como si no hubiera pasado nada grave", escribió una superviviente del atentado en su microblog.

Pero incluso esa corriente de información, a través de redes sociales, se interrumpió enseguida, en cuanto los servicios especiales cortaron todas las comunicaciones en el aeropuerto para impedir la comunicación entre terroristas.

"Hubo una explosión y se apagó la luz, y todo el espacio se llenó de un denso humo. Cuando me levanté vi muchas personas heridas, fragmentos de cuerpos y las maletas rotas que estaban por todas partes. A lo largo de varios minutos no hubo ayuda, y la gente comenzó a buscar heridos entre los escombros para sacarlos de allí", contó uno de los testigos de la tragedia, que recordaba a un policía ensangrentado.