El eco del tsunami no ha desaparecido en Suecia seis meses después de que el maremoto arrasara las costas de varios países del Indico y se cobrase al menos 225.000 vidas. Los familiares de las víctimas luchan todavía para superar el duelo.

Unos 16.000 suecos disfrutaban de sus vacaciones en el área arrasada por el tsunami. La cifra oficial de muertos y desaparecidos es de 543 desaparecidos y hay 450 cuerpos sin identificar, a pesar de que se ha mejorado el sistema de análisis del ADN. Muchos de los fallecidos fueron niños, así que resulta sencillo imaginar el número de familias tocadas por la tragedia.

"Cómo fue de grande la ola en tu hotel?". "Me gustaría encontrar a la persona que salvó a mi hijo y lo subió a una palmera". "Hubo una explosión y me vi aprisionado contra el barco". Intercambiando sus experiencias, intentan consolarse los supervivientes suecos reunidos en 14 grupos por la Cruz Roja, con su coordinadora, Annika Gillispie, al frente.

Para ayudarlos, el Gobierno creó el Consejo Nacional de Coordinación y Apoyo a los Afectados por el Tsunami en Suecia. La responsable del contacto directo con los implicados, Birgitta Darrell, describe su labor: "Recogemos sus dudas, quejas y problemas, los analizamos y contactamos con las administraciones para resolverlas. En cuanto podemos les ofrecemos una solución".

Los supervivientes y los parientes de fallecidos o desaparecidos piden ayuda psicológica y, a veces, económica. "A lo mejor necesitan ayuda de tres agencias gubernamentales diferentes, así que nos ponemos en contacto con las tres y les organizamos una solución integral", explica la responsable.

Los desaparecidos

Las consultas jurídicas pueden esconder situaciones dolorosas, como la de aquellos parientes de desaparecidos que no pueden llevar una vida normal hasta que no verifican la muerte del familiar. "Tenemos muchas quejas por la tardanza en la identificación; los afectados están muy tristes y tienen motivos para quejarse".

Los problemas psicológicos son los que más preocupan a las autoridades y a las ONG. Darrell ha comprobado que "encuentran gran ayuda en estos grupos porque pueden preguntar muchas dudas a psicólogos, a agentes implicados en la identificación y en las autopsias, y luego confiesan sentirse mejor por las respuestas recibidas". Annika Gillispie añade: "Cuando conocen a víctimas con experiencias similares, se entienden mejor a sí mismos a través de los sentimientos de los demás".

Todo el mundo relata el mismo tipo de experiencia: "Cuando la ola vino y les arrastró, no pensaron en nada más que en sí mismos para sobrevivir. Sus hijos o seres queridos dejaron de existir durante ese tiempo. Es un mecanismo biológico: tienes que estar concentrado en ti mismo con el fin de sobrevivir", afirma Gillispie.

Sentimiento de culpa

La consecuencia, en opinión de Darrell, es que "se sienten mal por haber sobrevivido mientras que otros murieron. Por ejemplo, los que perdieron a sus hijos se preguntan por qué ellos tuvieron que sobrevivir y no pudieron salvar a sus niños. La mayoría está pasando por depresiones que les han alejado del trabajo", explica.

La responsable de Cruz Roja constata que esto pasa "especialmente en las mujeres, porque tienden más a preguntarse ´¿qué habría pasado si...?´, y los hombres suelen mirar más hacia delante. Vuelven a trabajar antes que las mujeres, en general". Gillispie prevé que "algunos necesitarán apoyo durante mucho tiempo".

¿Cómo se encara ese proceso? En función de los problemas que sufren, "se les recomienda cómo manejarse en su día a día, normalizar sus reacciones y, si es necesario, se les ofrecen estrategias para hacer frente a los problemas". Además, a pesar de que el Gobierno no da apoyo económico, hace una salvedad con "aquellos que desean regresar a las zonas arrasadas para recordar, para entender, para revivir, llorar y superar el trauma". Darrell dice que "cuando vuelven, dicen que les fue muy bien la experiencia para darse cuenta de que han sido muy afortunados". Pero queda mucho por hacer. "Habrá víctimas que nos llamarán por primera vez este otoño, por lo que es importante una preparación", dice Gillispie.