El viento favorable del populismo en Europa y en Estados Unidos no fue suficiente para que Marine Le Pen lograra su objetivo de llegar al Elíseo en las elecciones presidenciales del pasado mayo. El debate fallido con Emmanuel Macron entre las dos vueltas del escrutinio, la espantada de muchos franceses ante la idea de abandonar el euro y la activación de un frente republicano, débil pero eficaz, para impedir que el Frente Nacional se hiciera con el poder, contribuyeron a la derrota. El viejo partido ultraderechista fundado por Jean Marie Le Pen se sumió en una profunda crisis de identidad y, como en todo fracaso, surgieron las divisiones y las voces que reclamaban cabezas. El liderazgo de Marine Le Pen se tambaleó.

Este sábado, tras una larga pausa estival, Marine Le Pen rompió un silencio de semanas para hacer su rentrée política y lanzarse a la refundación del Frente Nacional. Anunció una gira por las federaciones, para entrevistarse con cuadros y responsables del partido, consultar a los militantes y preparar el Congreso de marzo del 2018 que decidirá el nuevo nombre de la formación, que se dotará igualmente de un nuevo organigrama.

Lo hizo durante un discurso ofensivo pronunciado en un pueblo ‘marinista’, Brachay (Alto Marne), ante un grupo de 500 simpatizantes poco entusiastas. Le Pen arrancó sus 45 minutos de intervención con duras críticas a la gestión gubernamental de los estragos del ciclón 'Irma' a su paso por los territorios franceses del Caribe.

ATAQUES A IZQUIERDA Y DERECHA

Para reconquistar a su propia militancia recorrió los temas clásicos del partido (islamismo, inmigración y eurofobia) y atacó a la oposición que más teme: la derecha gaullista, que en noviembre elegirá como líder muy probablemente a un discípulo de Nicolas Sarkozy, y la Izquierda Insumisa de Jean Luc Mélenchon “dominada por islamo-troskistas contestatarios y agitadores que extraen sus aspiraciones de las peores dictaduras, la Cuba de ayer y la Venezuela de hoy”.

Sus dardos apuntaron también al ‘macronismo’, "el triunfo de la clase dominante que tiene como único barniz moral los derechos humanos y como única finalidad el dinero". Como alternativa a un presidente que impulsa "una Francia nómada" donde el hombre es reducido a "un mero objeto", el FN defenderá una Francia "duradera" convirtiéndose en "una base de estabilidad política e ideológica".

RECUPERAR CREDIBILIDAD

Pero en su discurso de 'rentrée', el reto de Le Pen era sobre todo interno. Con una formación seriamente dañada y carcomida por las dudas sobre la capacidad de su líder para recuperar a su electorado, Le Pen tiene que recuperar la credibilidad de su programa económico y social, puntos débiles de la reciente campaña.

Le Pen no dijo si entre los cambios figura el de línea política del partido, un asunto espinoso en el que será clave el papel reservado a Florian Philippot, a quien muchos consideran responsable del fracaso electoral.

Figuras próximas a la presidenta dan por hecho que Le Pen romperá con su número dos porque la líder ultraderechista no ha digerido que Philippot haya creado su propia asociación de ‘patriotas’. Una alusión apenas velada en el discurso da pistas de por dónde pueden ir las cosas. "En los grandes combates, las carreras personales no cuentan", ha dicho Le Pen.